...recuerdos de aquel niño que leía los libros de Gil Pérez en el viejo sillón de La Vega, aquellos recortes amarillos en el armario, aquellas tardes en la fría piedra del estadio, aquellos sueños, pensamientos y deseos que tuve desde aquella grada que fue mía, DESDE MI GRADA VIEJA...

domingo, 3 de abril de 2011

La camiseta sin alma



....Para el final de la temporada, ¿sólo?, ¿para el final del club?, ¿para el final de una parte de nuestra vida?...

Siempre he asumido que mi club no puede competir por ligas, y tengo claro, y no espero cada domingo, que la muevan tan rápido como el Barça de Guardiola… pero cuando me siento a ver a mi Unión, y ayer estuve en el Carlos Belmonte, espero simplemente que me representen, a veces con ausencia de calidad, la presencia del compromiso me basta, pido poco… sólo que la profesionalidad de representar un escudo casi centenario, haga que uno salga del estadio por lo menos orgulloso de decir… esos once son los míos… pero ayer no pasó nada de eso…

Desde el minuto quince de la primera parte hasta el final, no me vi representado en ninguno de los jugadores.
Sí, catorce señores llevaron la camiseta roja del escudo del puente y el toro, pero no vi alma bajo esa tela con mangas…las únicas camisetas que se lucieron con orgullo fueron la treintena que vistieron los desplazados…

Esto se acaba señores, y el año que viene puede que no haya más, y parece que los jugadores y entrenador que nos representan aún no se han enterado…lamentablemente, ellos se irán y nos quedaremos nosotros…con o sin club, los mismos de siempre…

Llevo viendo a la Unión casi 30 años y pocas veces vi tan poca alma como ayer en un terreno de juego bajo ese escudo, en un partido tan importante…

Preocupado como estoy, pierden importancia las historias pendientes de este blog, hablar de Neme, de Rezza, de la lesión de D’Alessandro, del gol de Eizmendi, de la primera promoción a primera, del Calvario, del gol de Pauleta en el Vivero…muchas, aún en mis armarios…
No tiene sentido hablar de historia, en esta situación tan crítica, si estas historias dentro de unos días pueden ser parte de un club que sólo tenga eso, historia, porque no exista presente nunca más…

Queda ese tiempo que preside el post, o menos, para reaccionar, para que mi camiseta, esa que vistieron tantos durante 88 años, por lo menos recupere un alma que tuvo, que yo la vi, muchas tardes…y que se la han quitado…



Foto editada de original de Barroso-La Gaceta

sábado, 2 de abril de 2011

Hoy jugamos “en casa”

Cuando uno vive a escasos 200 metros del Carlos Belmonte, y juega la Unión en Albacete se produce un hecho paradójico…
Uno que ha estado más de media vida desplazándose al estadio Helmántico cada jornada, resulta que aquí, lejos, uno tiene la extraña sensación de que el equipo de su tierra juega en casa, para él, y encima abajo, casi en el portal…

Es extraño pensar en vivir a la puerta del Helmántico, y asumir que la Unión sea un equipo de esos de barrio, porque no lo es, por eso los que nos hemos desplazado tantos años hasta el prado panaderos, nunca tuvimos la sensación de proximidad y cercanía que me surge al ir hoy al fútbol, desde esta zona de Albacete en la que resido desde hace casi un año…y encima ver a mi Unión, como si estuviera en casa…

Hoy jugamos “en casa”, pero no cogeré un autobús en la puerta de la gasolinera de Nuño, o un poco más abajo en Gabriel y Galán, ni siquiera como cuando desde La Vega íbamos al fútbol a aquellos partidos de primeros de Septiembre, en plenas ferias, y nos acercábamos hasta la puerta del Bar Calipso a coger aquel bus allá en los 80, o aquellos que cogíamos en primera con mi tío en la Avenida de Portugal… tampoco iré con mi padre en aquel R-12, ni en el R-21, ni siquiera en el pequeño Corsa de segunda mano que me compraron cuando saqué el carnet y que dejábamos fuera del Helmántico cerca de las pistas…


Hoy será un día extraño, porque no estaré en mi casa de Salamanca, en un día de partido, y no buscaré a mi padre en el salón, para decirle que nos preparemos, que hay que salir pronto para llegar antes y ver el ambiente dentro del estadio y el calentamiento, hoy no iré al armario de mi habitación y cogeré la bufanda blanquinegra, ni tampoco iremos al garaje a por el coche, ni pondremos la radio de camino oyendo los previos, ni pasaremos el carnet de socio por los tornos del Helmántico…hoy no…

Hoy será diferente, porque aunque ha venido mi padre, e iremos al fútbol juntos como cientos de veces, no estaremos en Salamanca, pero esta tarde; iremos al estadio, otro, esta vez andando, en tres minutos, como si jugaran en la puerta, como si fuera uno de esos partidos de fútbol, que antes se jugaban en la calle, entre dos garajes y bajáramos a verlos jugar...

Hoy será un día especial, porque aunque esté mi padre sentado a mi lado, no será en el Fondo Norte del Helmántico como tantas tardes, ni aplaudirá la grada a la Unión cuando salte al césped, tampoco sonará el himno, nuestro himno, el de la encina y el balón, ni tan siquiera vestiremos de blanquinegro, pero es curioso… porque si marcamos, creeré que es el Helmántico el que grita, porque cuando mire alrededor creeré que estáis vosotros a mi lado... porque aunque sea lejos de mi Salamanca, para mi, y sólo para mi, la Unión hoy, jugará “en casa”.



Pequeño homenaje a todos los unionistas exiliados, que allá donde residen, de vez en cuando, imaginan que su Unión, en su lejano lugar de residencia, también juega en casa...